Los ataques de denegación de servicio (DoS o DDoS) son la forma más simple de atacar a una organización, aunque también es uno de los ataques más catastróficos que puede lanzarse, inutilizando la red de una empresa, haciendo que sus servicios queden inaccesibles para sus trabajores y clientes.
El año pasado, el mayor incidente ocurrido fue protagonizado por la botnet Mirai que, haciendo uso de millones de dispositivos IoT como routers y cámaras de seguridad, consiguió entorpecer el día a día de las mayores páginas web del mundo, entre las que se encontraban los gigantes Netflix y Amazon.
Más tarde, protagonizó el ataque a millones de usuarios alemanes, dejándoles sin conexión por un plazo de 30 horas tras el ataque perpetrado al proveedor de Internet Deutsche Telekom.
Con ataques cercanos a los 2 terabits por segundo, cualquier servicio en Internet, de cualquier país, por muy grande que sea, se vería gravemente afectado. Un tipo de ataque que no se puede prevenir, pero sí estar preparado para afrontarlo.