La famosa película «La fuga de Alcatraz» fue un éxito del cine que perdura con el paso de los años. La idea de fugarse de prisión no es nueva entre los reclusos, pero con la digitalización de buena parte de los recursos penitenciarios, se abren nuevos vectores de ataque con los que intentar la ansiada fuga.
Eso intentó Konrad Voits de Michigan, Estados Unidos, el cual hackeó el sistema informático de un centro penitenciario para modificar los datos de un amigo suyo, recluso en prisión, y reducirle la condena.
La técnica utilizada es tan sencilla como eficaz. Campañas de phising e ingeniería social, mediante el envío de correos electrónicos y llamadas telefónicas para hacer que los funcionarios de prisiones descargasen un software malicioso en los equipos.
Una vez con el acceso garantizado, Konrad modificó el tiempo de condena de su amigo, reduciéndala. No obstante, los funcionarios de prisiones se dieron cuenta del cambio y alertaron al FBI.
Konrad se enfrenta a una condena de 10 años de prisión y una multa de 250.000 dólares por los delitos cometidos.