Fitbit, la pulsera inteligente, revela información secreta sobre el ejército americano

Fitbit

Salir a correr se ha convertido en una posible amenaza para las fuerzas de seguridad estadounidenses. Un mapa interactivo publicado en Internet por la empresa tecnológica Strava muestra los recorridos que hacen los usuarios de accesorios —como la pulsera Fitbit— para hacer ejercicio.

Entre ellos se encuentran centenares de soldados estadounidenses desplegados en zonas de conflicto, según revela el plano, desvelando así la ubicación de bases militares conocidas y secretas en las que están destinados. El Ejército ha anunciado que revisará las reglas para sus tropas sobre el uso de estos dispositivos para evitar que sus enemigos tengan conocimiento de sus desplazamientos.

En el mapa se pueden observar con detalle los desplazamientos geográficos procedentes de los usuarios de este tipo de productos, utilizados para medir el rendimiento el cuerpo al hacer deporte. Gracias a su componente GPS, estos accesorios también pueden informar del trayecto exacto y la distancia recorrida por el usuario. La mayoría de los 27 millones de usuarios están en Europa y Estados Unidos, por lo que el enorme volumen de puntos amarillos, que en el mapa representan el uso de una Fitbit, no sorprenden a simple vista. En otros continentes las luces escasean, reflejando un menor uso de los dispositivos.

Sin embargo, al hacer «zoom» en zonas remotas de conflicto en África u Oriente Medio, donde la presencia de occidentales es minoritaria, unas pequeñas manchas de luz desataron el revuelo este domingo. Expertos, investigadores y periodistas acudieron a las redes para alertar de lo inédito: al contrastar la ubicación de bases militares con los puntos iluminados en el mapa, se podía deducir el lugar y los trayectos exactos que hacen los soldados cuando se ejercitan.

El mapa fue divulgado en noviembre de 2017, pero no fue hasta este sábado cuando Strava contextualizó la información: registra 1.000 millones de actividades y tres billones de puntos GPS a lo largo de dos años. El nivel de detalle es implacable. Strava defendió en un comunicado que su intención no era poner en riesgo la seguridad de nadie: «La empresa está comprometida a trabajar con el Gobierno y el Ejército para atajar posibles vulnerabilidades». Pero el daño ya está hecho.

El mapa interactivo lo podéis encontrar aquí.

Fuente: El País

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