La multinacional de transportes Uber ocultó, en 2016, una filtración de datos de 57 millones de usuarios.
Una vez salió esta información a la luz ya a finales de 2017, los fiscales generales de 50 estados y Washington, la empresa pagará 148 millones de dólares que se repartirán entre estas jurisdicciones.
Uber también admitió que pagó a 100 mil dólares a los hackers, para que eliminaran todos los datos.
En Abril del mismo año, la Comisión Federal de Comercio, que investigaba el caso, llegó a un acuerdo con la empresa, esta tendría que adoptar un modelo de notificación de violación de datos y seguridad de datos, así como desarrollar e implementar un programa que permitía a los empleados denunciar comportamientos no éticos. También se contrató a una empresa externa para revisar la seguridad de los sistemas informáticos de la empresa.
En sus declaraciones, Barbara D. Underwood, fiscal general de Nueva York, dijo: «Este incidente debe dejar claro una cosa: no toleramos a quien intenta esquivar la ley y filtrar información de los empleados o clientes».