Los
incidentes en la red hacen que los gobiernos europeos estén preocupados y
quieran prepararse para una ciberguerra.
Estas
preocupaciones son a causa de las ofensivas que la Unión Europea le atribuye a Rusia, como el presunto intento del Krémlin de bloquear las señales de GPS durante un
ejercicio de la OTAN en Noruega.
Rusia niega
toda veracidad que pueda tener esta información sobre los ataques, al igual que
China, que también se les acusa de robar propiedad intelectual de grandes
servicios tecnológicos.
Ya que Finlandia
va a ocupar durante los próximos 6 meses la presidencia de la Unión, ha puesto
como prioridad la ciberseguridad y, entre sus planes, se encuentra el de realizar un simulacro de ciberguerra.