Debido al aumento del teletrabajo durante la pandemia, las estafas que se lanzan a través de correo electrónico han dado un giro. Ahora los criminales suplantan la identidad de los directivos de las empresas utilizando vídeos deep-fake y audios para extorsionar.
Según la Agencia Europea de Ciberseguridad (ENISA), este tipo de estafas llegaron a costar 26 billones de euros en 2020. El FBI maneja, en su parte, una cifra de 1,8 billones de dólares. Esta última agencia además evidencia el incremento del uso de las videoconferencias para ejecutar dichas transacciones fraudulentas.
La forma más habitual es que el atacante convoque una reunión por videollamada en la cual sustituye la imagen de su webcam por una imagen del CEO, alegando que la webcam no funciona, para luego dar órdenes a los empleados para iniciar transferencias bancarias.
Es importante que todo el mundo esté concienciado y que cualquier solicitud de transferencia que pueda estar fuera de las actividades habituales sea fuente de sospecha. El pasado mes de enero, la Interpol detuvo a una organización en Nigeria que se dedicaba a este tipo de estafas.
Fuente: Cybernews
Imagen: Pixabay